La explicación ontológica que esconde esta obra de principio a fin, para abordar uno de los problemas más graves de la humanidad: el sionismo. Somos hijos del trigo, cuando la especie humana se sitúa en el Oriente Próximo y alrededores. Y es la supervivencia la que construye un armado psíquico para darle razón de ser a lo perdidos que estamos —como seres vivos— cuando descubrimos el mundo y queremos entenderlo para existir y sobrevivir.
Esta obra, Los amantes del fin del mundo dirige su mirada hacia un problema específico que ha anudado la historia política, geográfica y militar del mundo. Con una profunda investigación de dato histórico duro, y luego con un trabajo harto intelectual, la obra descubre el discurso impostor que promueve el Estado-Nación del movimiento sionista judío, ya que desde su base histórica, cronológica y sobre todo causal, no se encuentra pureza alguna, «raza» única alguna o creencia única, genuina y original alguna, pues describe claramente que el pueblo judío no es otra cosa que una mezcla viviente de religiosidad, tradiciones y misticismos que en muchos niveles no tiene nada que ver con sus creencias primas.
Roberto de la Madrid (del prólogo)