El proceso de tercermundización a través de la Globalización es ya evidente en España. En otros países es menos evidente pero se da igualmente: las condiciones laborales en la exitosa Alemania –que ha bajado sus índices de paro sin aumentar el número de horas trabajadas– son ya tercermundistas para una buena parte de los trabajadores. En Europa, si el proceso de Globalización no se detiene, más de cien millones de trabajadores van a quedar sometidos de nuevo a condiciones parecidas a las del capitalismo salvaje de hace dos siglos. Y, cuando la cultura social y laboral europea haya sido destruida, el capitalismo salvaje dominará sin oposición en el mundo entero.
¿Qué principio racional de validez universal debe invocar la lucha obrera en la era del capitalismo global?
La respuesta nos la ofrece precisamente la naturaleza del enemigo: puesto que la lucha es contra el capitalismo salvaje, contra la barbarie de los mercados, esa lucha será la lucha por la civilización. La civilización es lo que aporta a la vida de los pueblos un valor que trasciende la mera supervivencia y hace de su existencia algo cultural y moralmente valioso, cargado de valor en sí mismo.
Para los españoles y para los demás europeos, la civilización es la civilización europea. Por tanto, en el ámbito de España y Europa, la batalla se presentará como el conflicto entre la barbarie capitalista y la tradición civilizadora europea.