Miguel Serrano, en su búsqueda más profunda llegó a encontrar una conexión simbólica que fue encarnada en la Reina de Saba. Dicha deidad femenina, a pesar de mostrarse con diferentes rostros y máscaras, es la máxima expresión del alma en la concepción de lo divino femenino, concebida como iniciadora y reveladora de lo sacro en el hombre.
Nos encontramos ante una de las principales obras de Miguel Serrano. Traducida y publicada en muchos idiomas, prologada por Carl Gustav Jung, siendo esta la única vez que el famoso profesor presentó una obra puramente literaria. Un relato mágico, «un sueño dentro de otros sueños», según este lo describiera, donde aparecen figuras míticas y arquetípicas como el rey Salomón, Melquisedec y la Reina de Saba en un entorno de milenaria antigüedad, y donde la poesía, la filosofía y el esoterismo confluyen de manera mística.
«Algunos lectores verán en este libro un canto al amor. Pero a otros les será dado el prodigio de otear una inquietud filosófica, algo así como un deseo de llegar hasta las fuentes de la vida, más allá del tiempo, quizás hasta el preciso instante en que Dios se acariciaba las manos, todavía sucias del barro de la Creación».
Vicente Mengod, «Un escritor viajero» en Zig-Zag.
«Es una de las obras inolvidables publicadas por un escritor chileno».
Hernán del Solar, La Nación, 1-1-1961.
«Sus mejores páginas son oraciones, cánticos de alabanza cristalinos, diamantes de la vida interior… En Serrano, es uno solo el soplo poético que anima a Dios, los dioses, la naturaleza, los hombres. Él respira con la plenitud de sus pulmones y todo el cosmos entra en su alma entera. Su mundo exterior es siempre su mundo interior. Él no diría que ha escrito un viaje alrededor de su cuarto, sino el viaje alrededor de su alma».
Luís Oyarzún, Diario. Pág. 205.
Miguel Serrano
Nacido en Santiago (Chile), Miguel Serrano fue diplomático, explorador, poeta y escritor chileno, pertenece a la generación literaria de 1938, en la cual también se encuentran otros escritores chilenos como Héctor Barreto, Guillermo Atías, Eduardo Anguita, Braulio Arenas, Teófilo Cid y Enrique Gómez Correa. Fue embajador en la India, Austria, Yugoslavia y acreditado a su vez en Rumanía y Bulgaria; y asimismo Embajador ante el Organismo Internacional de Energía Atómica y ante el Organismo de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (UNUDI). Desde 1939 a 1945 fue editor y director de la revista “La Nueva Edad”. En 1947-48 viajó a la Antártida, con el secreto objetivo de encontrar los Oasis de aguas templadas, formando parte de la segunda expedición chilena al continente helado, ocasión en la cual el ejército chileno puso su nombre a una montaña, por ser el único expedicionario civil. Su apoyo decidido a las potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial le valió ser incluido en las «listas negras» del mundo llamado «democrático». Sin embargo, y a pesar de ello, después de su viaje a la Antártica –en busca de la base alemana de esas regiones subpolares–, fue nombrado en 1953 representante de Chile en la India, donde intentó descubrir las entradas al monte Kailás, antípoda del Melimoyu, que se encuentra en el sur patagónico chileno. Fue amigo de muchos yoguis en la India. Amigo personal de Nehru, de Indira Gandhi y del Dalai Lama (habiendo sido el único extranjero que le recibiera en los Himalaya cuando éste escapara de la invasión china del Tibet). Perteneció al “Círculo Hermético”, formado por C. G. Jung, quien le prologó “Las Visitas de la Reina de Saba” (la única vez que diera un prólogo para una obra puramente literaria), y Hermann Hesse, en cuya casa de la Suiza italiana, la Casa Camuzzi en Montagnola, vivió por diez años, una vez abandonada la diplomacia, para seguir investigando y allí se dedicó a escribir algunos de los libros en los que revela todo su conocimiento sobre el «hitlerismo esotérico». Ha buscado incansablemente las ciudades secretas y encantadas de Shamballa y Agartha en los Himalaya, así como la Ciudad de los Cesares en los Andes, habiendo intentado proponer a Ana Reisch, la famosa piloto de pruebas del Tercer Reich, un vuelo para penetras en la Tierra Hueca por el Polo Sur. Siguiendo las huellas de Otto Rahn, ha visitado las ruinas de MOntsegur en los Pirineos y las cavernas de Sabarthe. Desde San Juan de la Peña continuó hacia el Camino de Compostela que, originalmente, llevaba hasta el Crómlech de Stonehenge, de Gran Bretaña. Fue también amigo del investigador del catarismo René Nelli, profesor de la universidad de Tolosa y del poeta Ezra Pound, habiendo sido promotor para la contrucción del único monumento que existe en el mundo dedicado a Pound, en Medinaceli (Soria), el cual se inauguró con la presencia de Olga Rudge, su mujer, y del príncipe veneciano Ivancici. Radicado finalmente en Chile desde 1980, su último lugar de residencia fue la ciudad de Santiago, donde murió el 28 de febrero del año 2009 a los noventa y un años, sin haber nunca dejado de luchar por sus mismos ideales, a pesar de saber que el Kaliyuga se aproximaba a su final irrevocable. Sus obras se hallan publicadas en todas las lenguas más importantes: español, inglés, alemán, francés, italiano, portugués, además de holandés, turco, griego, japonés, esloveno, persa y serbio.
Ver todos los libros del autor