Muchas personas de buena voluntad aún desconocen (porque se les ha ocultado, y porque tampoco han tenido la oportunidad de viajar a lugares lejanos) que el islam (que significa «sumisión») no es una religión al estilo o entendimiento a como se pueda comprender en Occidente.
En verdad y en realidad, el islam es una norma y una forma de control y dominio absoluto de la voluntad y el pensamiento individual y colectivo que lo abarca todo, y en donde, y por ejemplo, y solo por el hecho de ser mujer o niña, la persona o entidad ya es catalogada con el término de impura o pecadora.
La amplitud y extensión de esta realidad es posible gracias a la conjugación de tres factores principales:
- La guerra, el hostigamiento y el conflicto permanente contra otras naciones y territorios que aún no son musulmanes.
- La exagerada incentivación de la natalidad en sus áreas de dominio y control.
- La conquista de los territorios «kufr» o «kafir» (los que no aceptan el dominio y la autoridad de Alá) debido a la importación o inmigración de estos seres hacia los lugares en los cuales no rigen sus preceptos.